jueves, 2 de junio de 2011

¡DEMOCRACIA REAL YA!

"Estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie”.
Se trata de un levantamiento principalmente de jóvenes a los que se le han sumado personas de todas las edades descontentas con la situación del país y la respuesta de los políticos ante la crisis.
Uno de los aspectos principales es que dicha movilización no está promovida por partidos políticos.
Esta plataforma y estas protestas han surgido en torno a un libro de 30 páginas escrito por el francés Stéphane Hessel y que pocas semanas después de su publicación en España se convirtió en un éxito de ventas. La obra, de hecho, dio nombre a los manifestantes. “¡Indignáos!”, se titula el libro, “indignados” les dicen los medios a quienes protestan. “‘En situaciones como la presente, no debe existir espacio para la resignación o la apatía”, dice Hessel en su libro.
Cinco días después del 15 de mayo, la movilización desbordó a la plataforma “Democracia real ya”.
 La principal exigencia es un cambio en el sistema político y económico ya que sienten que no refleja los intereses y las demandas de los ciudadanos.
Las exigencias que parecen estar más claras son las relacionadas con el cambio en el sistema electoral, de manera que se pueda votar con listas abiertas.
El “15M” surge como la indignación de los ciudadanos ante el manejo de la crisis y el estilo tradicional de hacer política.
También se exige un cambio fiscal, en el cual los impuestos sean cada vez más progresivos, que se destinen principalmente a salud, educación y vivienda . Las propuestas relacionadas con distintos temas se debaten en asambleas abiertas en cada una de las plazas y a partir de las minutas de esas reuniones se comenzarán a sacar conclusiones para presentar exigencias más específicas.
En todo caso las exigencias son de todos los gustos y colores y van desde la implantación de carriles especiales para las bicicletas en todas las ciudades, hasta la abolición de la monarquía. Los políticos ante estas demandas lo único que han hecho ha sido ignorar el movimiento y no hacer nada para pararlo, es decir, mirarlo desde arriba sin intervención. Al fin y al cabo, los mismos manifestantes parecen tener claro que es mucho lo que quieren transformar, que no van a poder lograrlo todo y que tendrá que pasar mucho tiempo para que los cambios se comiencen a notar.

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